Con la crisis, la confianza de los bancos en la concesión de créditos ha disminuido drásticamente. Paralelamente, el índice de morosidad de las familias se ha disparado. Por su parte, la caída del sector inmobiliario ha afectado a la construcción y al mercado financiero.
Este último ámbito ha apostado, desde siempre, a la especialización de sus productos y a la diversificación de los servicios prestados. Las franquicias financieras, no obstante, se han adaptado a la situación actual. Los préstamos para la compra de vivienda ya no son el producto estrella y la especialización pasa por:
-La refinanciación subprime–refinanciación de préstamos con impagos, embargos, etc.
-La intermediación financiera con bancos y con entidades financieras.
-La concesión de segundas hipotecas, de hipotecas para la compra-venta de viviendas o de hipotecas de recompra de casa.
-Los préstamos o micropréstamos personales.
Así, las financieras están más preparadas para afrontar la crisis bajo la fórmula de la franquicia.
El asociado aprovecha las ventajas de la economía a escala:
-Acuerdos con entidades financieras a precios competitivos.
-Estructuración efectiva de las centrales.
-Experiencia previa de la franquicia.
-Posicionamiento de marca.
Y de la economía local:
-Cartera de clientes.
-Contactos.
-Conocimientos directos del mercado.
El franquiciado opera con know-how global adaptado a las condiciones locales del sector. El reparto de funciones también es beneficioso para el asociado, encargado de captar al cliente, de su asesoramiento y de la recogida de datos, mientras que la central se ocupa de:
-El análisis del riesgo de la operación.
-La obtención de la oferta del banco.
-Culminación de la operación con la firma del contrato.
El asociado podrá, así, cerrar un mayor número de operaciones y reducir los costes operativos.
La crisis en las franquicias financieras llegará en la medida en la que las enseñas adapten o no sus productos al nuevo modelo económico, aún atractivo y rentable.
Este último ámbito ha apostado, desde siempre, a la especialización de sus productos y a la diversificación de los servicios prestados. Las franquicias financieras, no obstante, se han adaptado a la situación actual. Los préstamos para la compra de vivienda ya no son el producto estrella y la especialización pasa por:
-La refinanciación subprime–refinanciación de préstamos con impagos, embargos, etc.
-La intermediación financiera con bancos y con entidades financieras.
-La concesión de segundas hipotecas, de hipotecas para la compra-venta de viviendas o de hipotecas de recompra de casa.
-Los préstamos o micropréstamos personales.
Así, las financieras están más preparadas para afrontar la crisis bajo la fórmula de la franquicia.
El asociado aprovecha las ventajas de la economía a escala:
-Acuerdos con entidades financieras a precios competitivos.
-Estructuración efectiva de las centrales.
-Experiencia previa de la franquicia.
-Posicionamiento de marca.
Y de la economía local:
-Cartera de clientes.
-Contactos.
-Conocimientos directos del mercado.
El franquiciado opera con know-how global adaptado a las condiciones locales del sector. El reparto de funciones también es beneficioso para el asociado, encargado de captar al cliente, de su asesoramiento y de la recogida de datos, mientras que la central se ocupa de:
-El análisis del riesgo de la operación.
-La obtención de la oferta del banco.
-Culminación de la operación con la firma del contrato.
El asociado podrá, así, cerrar un mayor número de operaciones y reducir los costes operativos.
La crisis en las franquicias financieras llegará en la medida en la que las enseñas adapten o no sus productos al nuevo modelo económico, aún atractivo y rentable.
Santiago Barbadillo
No hay comentarios:
Publicar un comentario