lunes, 27 de julio de 2009

¿Crece el franquiciador o el franquiciado?

La crisis parece vapulear con más fuerza a los establecimientos franquiciados que a los propios, a juzgar por el Anuario español del franchising y del comercio asociado 2009, elaborado por la consultoría Franchisa. El informe revela la pérdida general de 1.686 unidades en 2008, aunque distingue que mientras que los negocios de gestión directa aumentaron un 2,54% al finalizar el ejercicio, con un saldo positivo de 343 locales, los asociados cayeron un 5% al registrarse 2.029 emprendedores independientes menos.

La clasificación por sectores muestra la resistencia de las centrales. Las redes de comercio minorista sumaron 349 tiendas propias, frente a la reducción de 202 licencias. La hostelería y restauración creció con 155 aperturas, de las que solo 41 correspondieron a asociados. Y en el segmento de los servicios, la desaparición de 1.868 franquicias contrasta con la de 120 unidades propias.

El director de Franchisa, Manel Casabó, aclara que 2008 ha sido un año atípico por la inmensidad de cierres derivados del desplome inmobiliario y financiero, pero reconoce que en algunas redes se observa cierta resistencia a decrecer mediante la apertura de tiendas en propiedad con las que cumplir la expansión prevista. Además alerta de que, si el acceso a la financiación no mejora, la situación podría continuar: “El auge del sistema se dio a partir de 2000 y pronto tocará renovar contratos firmados a 10 años. A muchos asociados puede no interesarles tras hacer balance, y los franquiciadores, que tienen más capacidad para generar recursos, deberán barajar la posibilidad de rescatar esos negocios. Las unidades propias podrían dinamizarse un poco más”.


Pese a estos datos, Santiago Barbadillo, director general de la consultoría Barbadillo Asociados, no percibe que el desarrollo de las cadenas corra actualmente a cargo de las centrales: “Si bien es cierto que el franquiciador dispone de más capacidad para compensar la pérdida de ventas que el franquiciado que solo cuenta con ese negocio, la ralentización de aperturas está afectando tanto a las unidades propias como a las asociadas. Es duro para ambos abrir en estos tiempos de crisis”.


Por el contrario, Anabel Riveras, directora de Amaltea Franchising, manifiesta que la “oferta de locales bien ubicados a un precio digno” está ocasionando que algunos franquiciadores aprovechen esas circunstancias para crecer. “Al no encontrar candidatos, deciden abrir para no desaprovechar una buena zona, pero muchos lo hacen con la intención de traspasarle el negocio a un franquiciado en el futuro”, concluye.


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